De arriba a abajo:
En la cabeza
un salón vacío
con sólo una lámpara eleganteque alguien compró hace años en un anticuario y que tiene la vara de madera marrón.
La mandíbula es como la vagoneta de una montaña rusa.
Dura y chirriante, color de plata
pintada de blanco y rojo como si fuera un payaso cruel vestido de niño
Y cinco caras desencajadas que sobresalen de sus asientos y que dicen:
se-nos-de-rra-mael-ce-re-broooo.... así, en una cámara lenta que quisiera morirse del susto
Por el cuello baja una barra de bombero, para ir a quiénsabedónde
y subir, a ser posible, alguna buena noticia
En el pecho un túnel de feria, que gira rápido, pero oxidado,
De esos que están cubiertos de colchonetas azules, donde correr en círculos y no avanzar nunca hacia fuera
para caerte y que nadie vea que no te levantas
En el vientre un niño dormido, respirando pausadamente,
porqué sólo le sale eso chupar oxígeno balancearse la energía,
poquito a poco, con ese dolor de vivir al que dicen que nos acostumbramos
Y en el coño una alarma roja que late a pulsos, perdiendo impulso,
dispuesta a ser cueva y salida de emergencia,
grifo de gritos y enrosques de cuerpo, de cuatro amores para pasar la noche
de sueños malditos,
que pellizcan el cerebro durante la madrugada solitaria, y piden sudor y carne.
Melancolías del buen follar, que se perdió
por la angustiante obesidad del amor