Cuando estoy contigo tengo a mis
posibles mujeres, todas, sentadas a mi lado.
Estamos tomando algo en un bar, al
fondo un grupo toca algo de salsa.
Te levantas a bailar, vuelves al
rato, te sientas, nuestras rodillas casi se tocan.
Y aquí...,
aquí están ellas,
todas a mi
lado, sentadas en el reposabrazos o en el suelo, apoyadas en la pared,
desperdigadas por todas partes.
No sé..., está por ejemplo
la mujer
que daría a luz a tu hijo, y lo lleva en brazos.
La que montará unas jornadas en una
universidad, - Hola, ¿qué tal?
Una loca desquiciada que se tira de los
pelos y que te esperaría dando vueltas por la cocina.
Están la gorda, la desgarrada que
dejaste atrás, la que se baña desnuda de noche en el mar.
La que toca el piano al compás de tus
manos.
No están todas calladas, algunas
comentan: ¡cuidado! ¡Shhht,..!, dicen. Mmm..., aaah,
ooohhh....
Les encanta hablar, hacer ruiditos y
reír por lo bajo.
Ponen cara de susto, bailan, lloran, una da de
comer a los pájaros de entre sus cabellos.
Hay algunas desnudas, estremeciéndose.
Y despeinadas.
Sus abuelas ya debieron aceptar que no
había remedio, que los rizos los llevan metidos dentro de
la cabeza.
No sé como decírtelo, vamos, como
avisarte de su presencia...
Es un poco fuerte que tu estés riéndote conmigo como si nuestros lazos fueran lo único interesante
de esta cita.
¿Se irán? ¿Se esfumarán cuando
paguemos la cuenta y no sepamos cuando nos volveremos a ver?
¿Se irá al baño alguna cuando vaya
yo?
¿A masturbarse? ¿A ponerse clips
en estos cabellos locos? ¿A maquillarse los ojos tristes?
La noche se vuelve turbia a medida que
pasan las copas con las horas, el bar se llena de gente que da
vueltas a nuestro alrededor..., o es mi cabeza...
Me marea todo este alboroto y las caras
de todas mis mujeres empiezan a desfigurarse.
Cuando ya me voy a casa, me las subo
conmigo a la bici.
Hablan, ríen entre ellas, abren las
piernas y los brazos y notan el viento chocar contra sí. Alguna salta al vacío de vez en
cuando: se estampan contra el suelo o echan a
volar y se esfuman por entre la neblina de esta noche turbia.
Me quedo sola pedaleando con fuerza,
para no coger los semáforos en rojo.
Cuando ya no queda ninguna me asalta la
duda; y yo...
¿yo cuál de ellas soy?
¿Soy ésta que te acariciaba el brazo?
¿Que rozaba sus rodillas con las tuyas?
Lo veo claro mientras me alejo hacia el
mar.
Soy la que ha buscado la puerta del bar
para irse.
Esta que, inquieta, intenta encender
todas las luces de su cabeza para que el corazón se vea menos a
oscuras.
Yo soy la que está sentada en una
esquina envuelta de fantasmas mientras te ve bailar agarrado con otra
mujer y todas sus posibles mujeres.
Fa 5 anys